La excursión es sencilla, de las denominadas familiares.
Se inicia en el Hospital de Benasque, desde donde parte una pista asfaltada que conduce, en 4 km, a la Besurta. Ahí se puede aparcar y continuar a pie por un sendero, el PR-HU 29, cuya única dificultad es la cuesta llamada el Rullau, casi al final del recorrido. En total, un paseo de poco más de media hora en el que se disfruta del entorno, un precioso bosque de alta montaña, y que tiene una maravillosa recompensa al final.
A más de 2.000 m de altura encontramos una gran cascada que, pocos metros después, desaparece en el Forau de Aigualluts, un gran agujero de 70 m de diámetro y 40 m de profundidad. De repente, las aguas procedentes del glaciar del Aneto desaparecen para resurgir, nuevamente, en el Valle de Arán.
Estas aguas desembocan en el río Garona, al otro lado de la cordillera, donde, tras recorrer varios kilómetros, llegan al Océano Atlántico. ¡Un juego de la naturaleza que os dejará con la boca abierta!