El turismo gastronómico está basado en productos autóctonos y de la tierra. Traduce en la mesa la riqueza y diversidad del paisaje. Destacan las carnes, criadas de forma natural, de ternera y cordero.
También destacan los embutidos elaborados artesanalmente, así como los quesos, un valor único y seguro de la cocina aragonesa.
Así mismo, son importantes los productos de temporada, como la gran variedad de setas comestibles en otoño y la caza en invierno.
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